domingo, 24 de julio de 2011

Sobre el juicio del director español del documental “Cuba prostitución infantil”

por Manuel Guerra Pérez

Periodista Independiente

 

20 de julio de 2011

 

Foto: Sebastián Martínez

 

La Habana. El juicio que se le realizo al ex-periodista Español Sebastián Martínez, de 57 años de edad, acusado de proxenetismo y corrupción de menores, a quien la fiscalía le pedía una condena de 15 años de cárcel y quedo visto para sentencia de 10 años ha sido tomado por el Cónsul Español Pablo Barrios, con demasiado optimismo por considerar insostenibilidad de esos cargos.

 

Según trascendió a medios noticiosos este caso gira en torno al reportaje realizado por Sebastián Martínez, “Cuba prostitución infantil” tomado en La Habana en el 2008 cuando este fungía como periodista y trasmitido por una televisora española en ese mismo año.  Martínez fue detenido cuando regreso a la isla en el 2010 como director gerente de una empresa turística española y desde ese instante se encuentra recluido en la Prisión La Condesa.

 

El abogado de la defensa Ovidio Venero, le había expresado a la AFP que “su defendido no cometió ninguno de los delitos que se le imputan y que pediría su absolución”, no obstante realmente habría que ser demasiado optimista para creer que Martínez salga ileso de la problemática que enfrenta ya que como diría un buen cubano “este tío jugó con fuego”, al demostrarle al mundo que en Cuba la imagen que vende este régimen de izquierda de que todos los niños son felices es toda una burda falacia ya que la prostitución y actos pornográficos y tantos lastres que ella conlleva esta a todos los niveles de la sociedad.  Es fácil para un extranjero de visita en Cuba que padres de familias les ofrezcan a sus hijas menores de edad por unos deseosos dólares.

 

Tuve la posibilidad de ver como tantos otros el reportaje “Cuba prostitución infantil” y a pesar de que me resulto escalofriante, esa es una realidad que nos rodea. Esta es mi Habana triste y desolada donde la prostitución y las drogas adornan su arruinada fachada.


 


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