por Manuel Guerra Pérez
Periodista Independiente
5 de mayo de 2011
La Habana. La muerte de Osama Bin Laden, el terrorista más buscado y peligroso del mundo, abatido por un grupo elite estadounidense en una residencia en Pakistán, fue dada a conocer por los medios de difusión en la isla como un “asesinato” y su veracidad puesta en tela de juicio.
Resulta increíble como el gobierno cubano pudo abordar este asunto como simple politiquería o deseos de re-elección del presidente Barak Obama, y no se centro en la cuestión en si misma de que el tristemente célebre terrorista Bin Laden fundador de la letal Red Al Qaeda (1988) y estrecho colaborador de la guerrilla fundamentalista islámica Talibán surgida en 1995 en Afganistán, no solo mantenían en velo y tensión al gobierno de Estados Unidos sino también a gran parte del mundo motivando a su Guerra Santa (Jihad) contra el mundo occidental.
Los cubanos están confundidos por lo que les ha vendido la prensa oficial por estos días, pero muchos han aplaudido y ven con beneplácito la abatida del peligroso terrorista.
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